INTRODUCCIÓN
La Semiotica como
campo disciplinar constituye una de las ciencias del lenguaje. Comienza su
desarrollo sistemático en la década de los sesenta. El primero y más sostenido emprendimiento a esta
disciplina tiene su escenario en la Europa continental, principalmente en Francia en el marco del estructuralismo de base
Saussure-hjelmsleviana, por lo tanto con una fuerte influencia de la Lingüística — Ferdinand
de Saussure, Louis Hjelmslev, Roman Jakobson—. El
lingüista Ferdinand
de Saussure, a comienzo del siglo, había concebido la
posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos «en el seno de la vida social», a la que denominó Semiología del griego
«semion»= signo]. Posteriormente otro lingüista, el danés Louis Hjelmslev, que elaboró la teoría más formalizante del lenguaje
dentro del paradigma estructural, a la que llamó glosemática, explicitada en
los «Prolegómenos a una teoría del
lenguaje» en 1943, sentará
un conjunto de principios que servirán de base epistemológica y teóricas a los
ulteriores desarrollos más importantes de la semiótica estructuralista. También
hizo sentir su influencia otro lingüista, Roman
Jakobson.
CONCEPTO DE SEMIOTICA
La Semiotica es una teoría de características generales que tiene como objeto de interés a los signos. Esta ciencia se encarga de analizar la presencia de los signos en la sociedad, al igual que la semiología.
Algunos sostienen que la semiótica incluye a todas las demás ciencias que se dedican al estudio de los signos en determinados campos del conocimiento. La semiótica, en este sentido, aparece como una ciencia orientada a estudiar cómo funciona el pensamiento para explicar las maneras de interpretación del entorno y de creación y difusión de conocimiento que tienen las personas.
CONCEPTO DE SEMIOTICA TEATRAL
La noción del signo constituye un concepto imprescindible en la teorización
de diversas disciplinas y actividades —el arte militar, ritos religiosos, la
medicina, fenómeno del cual las artes escénicas no se sustraen.
En una representación teatral todo se convierte en un signo, el espectáculo
se sirve tanto de la palabra como de los sistemas de signos no lingüísticos
para comprender lo que ocurre frente a sus ojos y oídos.
Los recursos usados en escena remiten a experiencias, eventos y
objetos de la vida social, de la naturaleza, de las diferentes profesiones y,
obviamente, de todos los dominios del arte. Poder comprender el
entrelazamiento, la tremendamente compleja relación entre los fenómenos de la
vida y aquellas imágenes, sonidos y objetos que los representan, constituye una
habilidad necesaria para poder diseñar, ejecutar y –por que no– disfrutar de la
actividad creadora de teatro artesanal de Giovanni.
Los sistemas simbólicos, las formas en que en una cultura se definen
las relaciones entre algo y aquello que lo representa, constituyen las bases de
la interpretación que cada persona realiza acerca del sentido de lo que
observa, escucha, siente. Por ello, el significado de una acción (como la artística)
requiere poder comprender como es que las culturas definen estas relaciones: qué
significado tiene, por ejemplo, encender un foco con una luz de un color
determinado, o lo que implica usar metales o madera en la utilería, hechos
todos que impactaran de modo distinto en el espectador.
Es por ello que hemos elaborado esta guía practica, de modo tal
de facilitar la comprensión del significado que en nuestra cultura se atribuye
a determinados símbolos usados frecuentemente en la actividad teatral.
La semiología del teatro, tal como hoy se entiende, se inicia en paises centroeuropeos, Polonia y Checoslovaquia, entre las dos guerras, más concretamente por los años de 1930. Se presenta como la síntesis de varias corrientes metodológicas y epistemológicas: el formalismo del Círculo de Moscú, el estructuralismo lingüístico del Círculo de Praga y la fenomenología alemana, principalmente; más tarde irá incorporando otros métodos y orientaciones culturales, como la Estética de la Recepción, las Teorías de la Comunicación, la Sociología del Conocimiento, etc. Se iniciará primero con la Sintaxis, en paralelismo con las teorías formalistas, a la que seguirá la Semántica y, a partir del medio siglo, la Pragmática, que alcanzará gran desarrollo al coincidir con algunas de las tendencias señaladas.
La Semiología es el «estudio de los signos», de todos los signos, frente a la Lingüística cuyo objeto queda limitado a los signos verbales. La Semiología dramática es el estudio de los signos del teatro: en el texto (signos verbales) y en la representación (signos verbales y no verbales).
Frente a los otros géneros literarios que utilizan sólo la palabra, el teatro utiliza en su expresión signos de varios sistemas semióticos y, por ello, es el género literario que mejor admite el análisis semiológico y en el que éste ha logrado sus más brillantes resultados.
Es cierto que los estudios tradicionales sobre el teatro, centrados en el Texto Literario, a veces hacían referencias a los signos de la representación (espacios escénicos y escenográficos, objetos, gestos, vestidos, distancias, sonidos, luces, etc.) y en este sentido es lógica la pregunta de Kowzan en 1990: «La sémiologie du théâtre: vingt-trois siècles ou vingtdeux ans?» (Trad. esp. En Teoría del teatro. Madrid. Arco, 1997).
La Poética de Aristóteles señala como partes cualitativas de la tragedia, la música y el espectáculo, es decir, expresiones no verbales; y hay alusiones al espacio, a los trajes, a los objetos escénicos, etc. en muchas de las obras históricas sobre el teatro, sin embargo, se considera que la semiología del teatro aparece modernamente, cuando se tienen en cuenta los sistemas de signos, verbales y no verbales, que intervienen en la representación y que dan sentido a la obra dramática en la plenitud de su proceso de comunicación, que es su representación escénica, y esto no se realiza de un modo sistemático hasta las obras de Otakar Zich, Esthétique de l'art dramatique.
Dramaturgie théorique, y de Jan Mukarovski, An atempted structural analysis of the phenomenon of the actor (1931 ambas), que sirven de base a las teorías semiológicas de autores como el mismo Mukarovski en sus obras posteriores, Veltruski, Honzl, Bogatyrev... De 1931 es también la primera edición de la obra de R. Ingarden, Das literarische Kunstwerk; a partir de la tercera edición incluirá un artículo sobre «Las emociones del lenguaje en el teatro» (trad. esp. en Teoría del teatro. Madrid. Arco. 1997), donde reúne las ideas específicas sobre el teatro que había incluido en la obra general, y que son también básicas para la nueva disciplina de semiología de la obra dramática.
EL TEATRO COMO OBJETO SEMIOTICO
La obra dramática es un texto literario escrito para ser representado. Por el hecho de estar escrito puede ser leído, y por el hecho de estar escrito para ser representado, contiene las indicaciones necesarias para su puesta en escena. Aunque se han representado obras de otros géneros literarios: poemas y novelas, se ha hecho con una previa preparación para darles las condiciones que el texto dramático implica. La división, más bien contraposición, que suele hacerse entre Texto y Representación no es en absoluto válida, ya que el Texto Dramático incluye el texto escrito y además su representación virtual; y la representación incluye el diálogo y todos los otros signos verbales del texto en sus propias referencias (objetos, distancias, tono, ritmo, trajes, luces, etc.).
No se justifica una oposición Texto / Representación, si en las dos fases de la recepción de la obra dramática (Lectura / Representación), está presente todo el Texto Dramático. Es necesario hacer un análisis más lógico, segmentar e identificar las unidades del Texto Dramático, sus fases y aspectos de otra manera. Para ello, en Semiótica de la escena (Madrid. Arco, 2001), distinguimos en la obra dramática (Texto Dramático) dos aspectos (no partes cuantitativas, pues no son sucesivas, sino discretas en todo el texto): el Texto Literario y el Texto Espectacular. El primero está constituido por el diálogo, las acotaciones, el paratexto, es decir, todo, en cuanto tiene valores literarios (es ficcional, es una historia que se segmenta en unidades de composición y disposición; carece de referencia; busca la belleza formal; está dirigido a un lector indeterminado, etc.).
Generalmente el Texto Literario está formado fundamentalmente por el diálogo, ya que las otras partes del texto tienen carácter técnico, no cuidan tanto su estilo verbal, y van dirigidas a un lector concreto, el director: son indicaciones para la puesta en escena.
TEORÍAS SEMIOTICAS SOBRE EL TEATRO
Para algunos críticos, sobre todo italianos, la semiología del teatro es en realidad una teoría general del teatro, de modo que más allá del Texto Literario con su lectura y del Texto Espectacular con su representación, la semiología dramática tiene como objeto todos los pasos del proceso de comunicación dramática y todas las relaciones contextuales e históricas de la obra. La semiótica sería entre todas las teorías y entre todos los métodos aplicados en las ciencias humanas el más adecuado para una disciplina teatral, con funciones propedéuticas y epistemológicas (Ruffini, 1974, 1978; Pavis, 1978; De Marinis, 1982...).
La Semiología así entendida comprendería todas las teorías científicas y todas las reflexiones
sobre el teatro. Es cierto que todo estudio del drama se realiza en busca de su sentido y todo puede ser acogido bajo el término de Semiología, pero en realidad, dejando las cosas como las considera la mayor parte de los semiólogos, podemos decir que la obra dramática, como la literatura en general, se ha estudiado y puede estudiarse desde un perspectiva interna: la obra en sí (estudios textuales, retóricos, estilísticos, formales, etc.), y la obra en sus relaciones con el contexto (historia, sociología, hermenéutica, antropología literaria, etc.). Cada tipo de investigación tiene su lugar en la historia de la ciencia y de la metodología y en el cuadro general de la metodología, y a ellas se añade en el siglo XX otro enfoque posible para el estudio de la cultura, el semiológico, que considera a las obras humanas como signos, con una forma material que los objetiva y los sitúa en la historia, y con un significado.
La semiología dramática, partiendo de la semiología general, trasciende la oposición «interno / externo» y se ocupa más directamente del análisis del teatro como proceso de comunicación. Ha seguido la propuesta de Ch. Morris {Fundamentos de la teoría de los signos, Unam, México, 1958; 1^ ed. inglesa, 1938) y ha distinguido tres partes en el estudio de los objetos culturales: Sintáctica, Semántica, y Pragmática. La Sintáctica se centra en las relaciones internas de la obra (la obra en sí), la Semántica analiza las relaciones de la obra con sus denotata (significado y sentido), y la Pragmática se ocupa de las relaciones de la obra con los sujetos del proceso (autor, lectores) y con los sistemas de signos envolventes:
contexto social, cultural e histórico.
LOS SISTEMAS DE SIGNOS EN LA ESCENA.
T. Kowzan en un conocido artículo, «El signo en el teatro», que lleva el subtitulo de «Introducción a la semiología del arte del espectáculo» (Teoría del teatro. Madrid. Arco. 1997; primera versión, 1968) señala hasta trece sistemas de signos en la representación, que clasifica, según diversos criterios, en signos en el actor y signos externos al actor; signos visuales y signos auditivos; signos en el tiempo y signos en el espacio; todos ellos localizados en cinco ámbitos: en el texto oral (palabra, tono); en la expresión corporal (mímica, gesto, movimiento); en la apariencia externa del actor (maquillaje, peinado, vestuario); en el espacio escénico (accesorios, decorado, iluminación); y efectos sonoros no articulados (música, efectos sonoros).
Otros autores han matizado algunos puntos de esta clasificación, y el mismo Kowzan ha aludido a otros posibles criterios: la voluntad del sujeto que los emite (autor, actor, director, dramaturgo); la intercambiabilidad de los signos de diferentes sistemas, su ambigüedad, la posibilidad de la expresión simultánea sobre la escena de algunos signos de diferentes sistemas, frente a la sucesivamente que impone el signo verbal; e insiste en los problemas de la percepción e interpretación del signo dramático, por la falta de codificación y por la posibilidad de ofrecer varios significantes para un único significado.
Los estudios que posteriormente desarrollan y amplían la semiología del teatro se prodigan con análisis del sentido del texto, del paratexto, del lenguaje dramático, del diálogo como forma de expresión específica del teatro, tanto en la escritura como en su realización escénica, y se han hecho análisis de los tiempos y los espacios dramáticos, categorías que tienen un tratamiento especial en el arte escénico, y que pueden ser considerados como signos. El estudio de los signos del teatro es uno de los objetivos centrales de la semiología dramática, para identificarlos en su especificidad y para comprender sus posibilidades de manipulación en la configuración del sentido del drama, a través del proceso de comunicación en que se insertan y de las formas en que lo hacen (combinaciones, reiteraciones, contraposiciones, simultaneidad o sucesividad...).
Elementos
- Aire: Es un elemento activo y masculino, junto con el fuego, símbolo de la espiritualización. Está asociado simbólicamente al viento, al aliento, es la vía de comunicación entre el Cielo y la Tierra; la expansión, el soplo necesario para la subsistencia de los seres. Es el medio propio de la luz, del vuelo, del perfume, del color y de las vibraciones interplanetarias.
- Fuego: El fuego corresponde al sur ( en el hemisferio norte ), rojo, al verano y al corazón. Esta última relación es constante, ya sea que el fuego simbolice las pasiones (especialmente el amor y la cólera), o el espíritu (el “fuego del espíritu”). Es símbolo de acción fecundante e iluminadora, de purificación y regeneración. Los ritos de purificación a través del fuego, son característicos de culturas agrarias, puesto que simbolizan los incendios de los campos, que luego vuelven a cubrirse con naturaleza viva (regeneración periódica). Pero al mismo tiempo, tiene un aspecto negativo: obscurece y sofoca por su humo; quema, devora, destruye (fuego de las pasiones, del castigo, de la guerra). Otras cremaciones rituales utilizan el fuego como vehículo portador de mensajes del mundo de los vivos al de los muertos.
- Agua: Sus significados pueden reducirse a tres temas dominantes: fuente de vida y muerte; medio de purificación; centro de regeneración corporal y espiritual. Las aguas representan la infinidad de lo posible, contienen todo lo virtual, lo informal; son el origen, todas las promesas de desarrollo, pero también las amenazas de reabsorción. Sumergirse en ellas es retornar a la fuente para extraer de allí una fuerza nueva. También es símbolo de fertilidad, pureza, sabiduría, gracia y virtud. Es fluida y tiende a la disolución, pero también es homogénea y tiende a la cohesión. El agua corresponde al norte, al frío, al solsticio de invierno. Si las aguas agitadas significan el mal, el desorden, las grandes calamidades, su contraparte, las aguas en calma, significan paz y orden. Cuando desciende es llamada lluvia, una semilla que viene a fecundar la tierra, por lo que es masculina. La que nace de ella es femenina. Por otro lado, el agua helada, el hielo, expresa el estancamiento psíquico, en su más alto grado, la falta de calor del alma y la ausencia del sentimiento amoroso.
- Tierra: Se opone al cielo como el principio pasivo al principio activo. Ella soporta, mientras que el cielo cubre. Todos los seres reciben de ella su nacimiento, pues es mujer y madre fértil. Ella da y toma la vida. Cría a todos los seres, los alimenta y luego de ellos recibe de nuevo el germen fecundo. La tierra es la substancia universal, es la matriz que concibe las fuentes, los minerales y los metales.
[editar]
Figuras
- Cuadrado. Es una figura antidinámica, anclada sobre sus cuatro costados; simboliza la detención, el estancamiento, solidificación o incluso la estabilización en la perfección. Mientras que el movimiento fácil es circular, redondeado; la detención y la estabilidad se asocian con las figuras angulosas y las líneas duras y bruscas. El cuadrado es una de las figuras geométricas más frecuentes y universalmente empleadas en el lenguaje de los símbolos. Es uno de los cuatro símbolos fundamentales, con el centro, el círculo y la cruz.
- Círculo. Simboliza la perfección, homogeneidad, ausencia de distinción o de división. Los círculos concéntricos representan los grados del ser, las jerarquías creadas. Ellos son la manifestación universal del Ser único, su totalidad indivisa.
- El movimiento circular es perfecto, inmutable, sin comienzo ni fin, ni variaciones; lo que lo habilita para simbolizar el tiempo, que se define como una sucesión continua e invariable de instantes idénticos unos a otros. Representará también el cielo, de movimiento circular e inalterable.
- Rectángulo. Juega un rol importante en la masonería con el nombre de cuadrado largo. Se encuentra situado en sus templos en el emplazamiento que ocupan los laberintos en las iglesias: en estos, la disposición de las losas sigue la proporción áurea (1:1.618), se liga generalmente a todos los prestigios atribuidos a lo dorado y tales rectángulos, llamados también “cuadrado sol”, evocan la relación entre la tierra y el cielo y el deseo de los miembros de la sociedad de participar en esta perfección.
- Verticalidad. Poderoso símbolo de ascensión, progreso, superación, dinámica, afirmación, sublimación, seguridad, afirmación tajante y trascendencia. Este eje toma relevancia cuando el hombre alza la vista, señal de imaginación. Por el contrario, la mirada baja significa pensamiento, pena, culpa. Ciertos símbolos en vertical colocan en lo alto a los seres superiores: Lluvia, relámpago, árbol, montaña, escalera, etc.
- Horizontalidad. Refleja inercia, quietud, muerte, comunica negación, limitar, plano, frío, aniquilación, eliminación, tabla rasa. Sin embargo el hombre se mueve en horizontal. Carece de la capacidad de percepción omnidireccional de las especies de aves o de peces, que puede transitar libremente por niveles diferentes. Por ello la horizontal marca un ámbito de acción usual.
[editar]
Conclusiones
Hay que advertir que varios teóricos y directores de teatro, así como escenógrafos, emplean el término “signo” al hablar de elementos artísticos o de medios de expresión teatral, lo que demuestra que la conciencia simbólica constituye algo real para quienes se ocupan del espectáculo. El arte del espectáculo es, entre todas las artes, y acaso entre todos los dominios de la actividad humana, aquel donde el signo se manifiesta con más riqueza, variedad y densidad. La palabra pronunciada por el actor expresa ante todo su significado lingüístico, es decir, es el signo de los objetos, personas, sentimientos, ideas o interrelaciones, que el autor del texto ha querido evocar.
A lo largo de este documento se ha podido observar la rica diversidad de significaciones que materiales, elementos, colores y formas tienen en el arte, especialmente escénico.
En una representación teatral todo se convierte en signo, difícilmente se manifiestan en estado puro, actúan simultáneamente sobre el espectador como combinaciones de signos que se complementan, se refuerzan mutuamente, o bien se contradicen.
También creemos que hay que considerar la teoría general del signo como una ciencia fecunda que se desarrolla sobre todo en el seno de la lógica, la psicología y la lingüística.
Todos los signos de los que se sirve el arte teatral pertenecen a la categoría de signos artificiales, resultan de un proceso voluntario, se crean con frecuencia con premeditación, y tienen como fin la comunicación inmediata. Creemos que cada uno de éstos signos adquieren un valor significativo mucho más acusado que en su uso primitivo. Por último concluimos que debería existir un código especial (o varios especiales y específicos) para el teatro, para que la percepción e interpretación de ellos por parte del público y del intérprete sea clara e individual. Debe crearse, transmitirse e inculcarse en la formación de los actores, para así construir un cuerpo común de conocimientos que favorezca la eficacia y profundidad de los espectáculos que llevemos a cabo.
Buenos días, espero se encuentre bien.
ResponderEliminarUna pregunta, soy profesora de 6o de primaría y quisiera me pudieras ayudar para saber el significado que las 9 zonas del escenario en cuanto a los personajes.
Por ejemplo, el actor principal se puede mover en la zona central o en todas partes. Y así sucesivamente, hasta el personaje que aparece por corto período, en qué zonas se puede mover.
De antemano, le doy las gracias por atender a mi mensaje y respuesta.
E-portafolio de María Beatriz Delgado Guzmán Hola saludos... el actor principal puede moverse en cualquiera de esas zonas, estas zonas nos daran la referencia para equilibrar el espacio y para dar importancia dependiendo de las escenas algunos personajes, normalmente en el centro deberían estar los personajes mas importantes o personajes como reyes, de alto rango... Mayor mente esto sirve para mejor
ResponderEliminardistribución de los actores o personajes en escena. También se puede hablar de zonas débiles o zonas fuertes.
telón de fondo
arriba derecha centro arriba arriba izquierda
centro derecha centro centro centro izquierda
abajo derecha centro abajo abajo izquierda
proscenio